domingo, 29 de mayo de 2016

Mielina ¿dónde estás? (Parte II)


La subida a la planta de Neurología fue una procesión en silencio del celador, mi madre (cargada de bolsos y chaquetas) y mía. Llegué a la habitación y me puse el pijama que me habían dejado encima de la cama, que me estaba enorme, y me senté en la cama. Mi madre y yo nos miramos y fue en ese momento cuando ambas explotamos a llorar. "Bueno, pero que te tienen que hacer pruebas" "Ya verás como al final no sale nada" mi madre me repitió esto varias veces (parece que cuando dices las cosas muchas veces se hacen realidad) yo asentía con la cabeza en plan autómata, pero en el fondo pensaba "Seguro que sí".

A los pocos minutos apareció una enfermera muy amable que puso cara de circunstancia cuando entró y nos vio llorar. Me puso la vía mientras me preguntaba a qué me dedicaba, le dije que era enfermera y me entretuvo un rato haciéndome preguntas sobre dónde había estado trabajando y de prácticas. También me informó de que ese día no iban a hacerme ninguna prueba (genial) y que me las harían todas al día siguiente. Se fue dejándome puesto un suero con corticoides que yo miraba una y otra vez mientras pensaba "esto no puede ser real".

Sobre las 18.00 llegó mi pareja, el pobre estaba asustadísimo también, el fin de semana anterior habíamos estado hablando del tema, pero él le quitaba importancia a lo que me pasaba en el ojo y ni por asomo habría pensado que me iban a ingresar.

Mi madre aprovechó para ir a casa a recoger cosas para los días que íbamos a estar allí, y al quedarme a solas con él...rompí otra vez a llorar. Acabó tranquilizándome diciéndome que pasara lo que pasara él iba a estar conmigo y que saldríamos de lo que fuera.

La noche fue liviana gracias al chute que me dieron para dormir. Aunque mi "compi" de cuarto tenía neumonía y se pasó la noche tosiendo. Por la mañana vino el neurólogo y después de hacerme las mismas preguntas que me habían hecho en urgencias y hacerme otra vez las pruebas de "anda con los los ojos cerrados, sigue mi dedo, etc,,," me dijo que me iban a hacer una resonancia magnética, potenciales evocados visuales, analítica completa y placa de tórax.
Él no nombró en ningún momento las palabras "esclerosis múltiple", sólo me hablaba de neuritis óptica, cosa que me tranquilizó bastante.

Fuente: www.psicocine.com
La resonancia fue la prueba más claustrofóbica del mundo...encima al ser cerebral te ponen una especie de casco de Dar Vader para que no muevas la cabeza, además de colocarme unas gasas en los ojos para que los moviera lo menos posible. Vamos...una experiencia súper relajante, Sobre todo cuando empiezan los sonidos de taladro de asfalto. De todas formas he de decir que creo que hasta me dormí dentro del tubo.

Después de toda la batería de pruebas y de ir paseándome de un lado a otro del hospital en silla de ruedas (yo le decía al celador todo el rato que podía andar, pero me decía que era el protocolo, que si me caía o me desmayaba a él le caería una buena bronca) volví a la habitación a comerme el suculento menú de hospital que tenía encima de mi mesilla.

Esa tarde fue de espera...realmente pensábamos que alguien nos iba a decir algo ya, pero sobre las 19.00 apareció la enfermera a ponerme otro chute de corticoides y nos quitó la esperanza diciéndonos que "qué va, ya hasta mañana nada".

Ese día había venido mi padre a verme también, el pobre hacía como que todo estaba bien, pero en el fondo yo sabía que lo estaba pasando mal, es de estas personas que aunque aparenten ser una roca la procesión la llevan por dentro. Yo le quitaba hierro al asunto haciendo comentarios graciosos sobre algún programa de la tele o cuando decía que si al final me la diagnosticaban ya iba a tener excusa para lo torpe que había sido toda la vida (me he ido dando golpes con mesas, puertas, ... cosa que yo he achacado siempre a que quiero hacer muy rápido las cosas).

A la mañana siguiente, desde que me desperté hasta que empezaron a pasar médicos por la planta, se me hizo eterno, los relojes iban para atrás...pero finalmente, mi madre se asomó al pasillo y dijo "Ya vienen...y vienen dos".
Yo me noté el corazón en la garganta...

To be continued